lunes, 16 de diciembre de 2013

Felicidad VI

La vida feliz [...] no puede suceder más que si, primero, el alma está sana y en constante posesión de su salud; en segundo lugar, si es enérgica y ardiente, magnánima y paciente, adaptable a las circunstancias, cuidadosa sin angustia de su cuerpo y de lo que le pertenece, atenta a las demás cosas que sirven para la vida, sin admirarse de ninguna; si usa de los dones de la fortuna sin ser esclava de ellos.

(Séneca, Sobre la felicidad).

Séneca

miércoles, 4 de diciembre de 2013

El buen hijo

Confucio (China, s. VI a C)
2.6. [...] La única ocasión en que un hijo consciente de su deber hace que sus padres se preocupen es cuando está enfermo.

2.7. [...] Se piensa que son hijos obedientes los que alimentan a sus padres. Pero también alimentan a sus perros y caballos. A menos que haya respeto, ¿dónde está la diferencia?

2.8. [...] Lo que importa es la actitud. Si los jóvenes prestan simplemente sus servicios cuando hay trabajo por hacer o dejan que sus mayores beban  y coman cuando hay vino y comida, ¿acaso podría esto considerarse como piedad filial?

(Confucio, Analectas).

Estas citas pertenecen a un conjunto de analectas sobre la piedad filial. En dicho conjunto destacan los temas de la obediencia y los ritos. No me ha parecido oportuno incorporar dichas citas por lo desfasadas históricamente, ya que actualmente se tiende a poner en tela de juicio por parte de la juventud los mandatos de los mayores, lo cual es justo si esa juventud es razonable o racional y no se trata de la mera rebeldía. Otro tanto ocurre con los ritos: vivimos en occidente una época profundamente desacralizada y desmitificada; no es que los ritos hayan desaparecido sino que han sido sustituidos; los de los hijos ya no son los de los padres.