El oscurantismo, el fanatismo y la superstición me producen horror. Tampoco me gustan el nihilismo y la indolencia. La espiritualidad es demasiado importante como para dejarla en manos de los fundamentalismos. La tolerancia, un bien demasiado precioso para que la confundamos con la indiferencia o la molicie. Nada sería más nefasto que dejarnos arrinconar en un enfrentamiento mortífero entre el fanatismo de unos (sea cual sea la religión de la que se reclamen) y el nihilismo de otros. Es preferible combatirlos a todos sin confundirlos y sin caer en sus defectos.
André Comte-Sponville, El alma del ateísmo, Ed. Paidós, pág. 16.
Pinceladas de filosofía práctica.
Asesoramiento filosófico itinerante (senderismo).
miércoles, 26 de febrero de 2014
lunes, 24 de febrero de 2014
El dominio de uno mismo
Ante cada acontecimiento pregúntate qué habilidades tienes para dominarlo. Si ves a una mujer atractiva, hallarás que el autodominio es la habilidad que tienes para dominar el deseo. Si sientes dolor, hallarás que dispones de la fortaleza. Si te injurian, encontrarás paciencia. Acostumbrándote a actuar de esta manera no serás arrastrado por la apariencia de las cosas.
Epicteto, Enquiridion, #10.
Epicteto, Enquiridion, #10.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Para ateos y creyentes
"La existencia de Dios es una posibilidad que no puede excluirse racionalmente. Esto es lo que hace del ateísmo lo que es: no un saber, sino una creencia, repitámoslo, no una certeza, sino una apuesta.
Es, además, lo que debe conducirnos a todos a la tolerancia. Lo único que separa a los ateos y a los creyentes es aquello que ignoran. ¿Cómo podría contar esto más que aquello que conocen: cierta experiencia de la vida, del amor, de la humanidad sufriente y digna, pese a su miseria, de la humanidad sufriente y valerosa? Es lo que yo denomino fidelidad, que debe unir a aquellos a los que, de otro modo, su fe o su falta de fe podría enfrentar. Sería una locura matarnos los unos a los otros por aquello que ignoramos. Más vale que luchemos juntos por lo que conocemos o reconocemos: cierta idea del hombre y de la civilización, cierta forma de habitar el mundo y el misterio [...], cierta experiencia del amor y de la compasión, cierta exigencia del espíritu... Es lo que podemos denominar humanismo, que no es una religión, sino una moral. Fidelidad al hombre, y a la humanidad del hombre.
Eso no sustituye a ningún Dios. No suprime a ningún Dios. Pero sin esa fidelidad, ninguna religión ni ningún ateísmo pueden ser humanamente aceptables".
André Comte-Sponville, Invitación a la filosofía, Paidós, pp. 112 s.
Es, además, lo que debe conducirnos a todos a la tolerancia. Lo único que separa a los ateos y a los creyentes es aquello que ignoran. ¿Cómo podría contar esto más que aquello que conocen: cierta experiencia de la vida, del amor, de la humanidad sufriente y digna, pese a su miseria, de la humanidad sufriente y valerosa? Es lo que yo denomino fidelidad, que debe unir a aquellos a los que, de otro modo, su fe o su falta de fe podría enfrentar. Sería una locura matarnos los unos a los otros por aquello que ignoramos. Más vale que luchemos juntos por lo que conocemos o reconocemos: cierta idea del hombre y de la civilización, cierta forma de habitar el mundo y el misterio [...], cierta experiencia del amor y de la compasión, cierta exigencia del espíritu... Es lo que podemos denominar humanismo, que no es una religión, sino una moral. Fidelidad al hombre, y a la humanidad del hombre.
Eso no sustituye a ningún Dios. No suprime a ningún Dios. Pero sin esa fidelidad, ninguna religión ni ningún ateísmo pueden ser humanamente aceptables".
André Comte-Sponville, Invitación a la filosofía, Paidós, pp. 112 s.
lunes, 10 de febrero de 2014
Salid al campo
![]() |
Edward Paul Abbey |
(Edward Paul Abbey).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)